
Como es sabido el 26 de abril de 1986 el mundo vivió una de sus peores catástrofes, el desastre de Chernóbil.
El cuarto reactor de la planta nuclear (actual territorio de Ucrania) explotó, lo que ocasionó que se esparcieran hasta 200 toneladas de material fisible.
Este material (se estima) contaba con una radiactividad de 50 millones de curios (equivalente a entre 100 y 500 bombas atómicas como la de Hiroshima).
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la radiación afectó a más de cinco millones de personas, entre rusos, ucranianos y bieolorrusos.
Dentro de la población afectada se encontraban miles de niños que no fueron aceptados en ningún país de Europa.
Fue así como el gobierno cubano, liderado por Fidel Castro, decidió recibir entre 1990 y 2011 a 26.114 pacientes (el 84% niños) por la radiación para tratarlos.
Aproximadamente durante dos décadas, niños ucranianos y biolorrusos recibieron ayuda por parte de los cubanos.

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Llegada de los niños de Chernóbil a Cuba
El primer contingente de 139 niños llegó a La Habana el 29 de marzo de 1990 y fue recibido por el mismo Fidel Castro.


Los niños de Chernóbil fueron enviados a la playa de Tarará (a veinte kilómetros de la capital cubana).

Las playas de Tarara se adaptaron como un balnerario-hospital, este contingente de niños instalado ahí fue llamado ‘pioneros‘.
El hospital pediátrico atendió la mayoría afectados por cáncer, deformaciones, atrofia muscular, problemas dermatológicos y estomacales.
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Estas enfermedades probablemente fueron a causa de inhalación o ingestión de yodo 131 o celsio 173.
Los pacientes solían ser “portadores de más de una enfermedad crónica”, acompañadas de severas alteraciones psicológicas.

Lo niños fueron clasificados en cuatro grupos desde los más graves, que podían permanecer durante meses o años en la isla, a los “relativamente sanos” del grupo IV, que permanecían entre 45 y 60 días.
El programa estuvo bajo la dirección de los doctores cubanos Julio Medina y Omar García, que clasificaron a los pacientes en cuatro grupos dependiendo de su estado:
- Niños con afecciones oncohematológicas y enfermedades graves que necesitaban hospitalización y permanecían en la isla durante varios meses en dependencia de su recuperación.
- Niños con diversas patologías que requerían hospitalización pero no eran consideradas graves. Su estadía era de 60 días o más.
- Niños con patologías susceptibles de tratamiento ambulatorio. Su estadía era de entre 45 y 60 días.
- Niños relativamente sanos cuya estadía era también de entre 45 y 60 días.
La playa ‘antirradiación’
Durante años, las playas de Tarará se poblaron de niñas rubicundas y niños pálidos que los habaneros se acostumbraron a ver tomando el sol.

Broncearse y sumergirse en el agua marina era parte complementaria del tratamiento con melagenina y pilotrofina que recibían para mejorar la pigmentación de su piel y el crecimiento del cabello.
Puedo decir, sin exageración, que para nosotros Cuba ha sido la salvación.
Contó Natasha Salimova mientras mece a su hijo afectado por parálisis cerebral en un carrito, en una pieza de la agencia estadounidense Associated Press de 1999, en el que se puede ver la clínica cubana en funcionamiento.
Registros de prensa sobre atención a niños de Chernóbil
Por muchos años no se tuvo mucha información al respecto, puesto que Fidel Castro no quiso que periodistas hicieran presencia en la zona.
“Fidel me dijo ‘no quiero que estés yendo a la prensa, ni que la prensa esté yendo al consulado. Este es un deber elemental que estamos haciendo con el pueblo soviético, con un pueblo hermano. No lo estamos haciendo para publicidad’”.
Relató el excónsul cubano Sergio López en el documental ‘Chernóbil en nosotros’.
Pese a eso la prensar si logró contar lo que estaba haciendo Gobierno cubano


Hace un par de años la artista Sonia Cunliffe mostró en Lima una exposición sobre el programa cubano de los niños de Chernobil.
Este documental lo llamó «Documentos extraviados» Niños de Chernóbil en Cuba» donde recopiló una serie de fotografías sobre esta historia.

Para la historiadora, presentar en Cuba una exposición sobre los niños de Chernóbil, era una ilusión.
Ya con una idea lograda tras años de investigación, logra llegar a Lima, con ‘Documentos extraviados‘. Mas, aún le quedaba la isla para completar el sueño.
Quería mostrarle al pueblo cubano su proyecto. Enseñarle a los más jóvenes el proyecto de Fidel, de Cuba. Así sucedió en Lima, nadie conocía esta parte de la historia de Cuba, y tuve la oportunidad de presentarla hace poco en Miami también. Tal vez por ser un tema tan humano, tan ajeno a la gente, logró llegar al público”
Empresión de Cunliffe al diario Cubadebate.com.
La Agencia Cubana de Noticias anunció que un nuevo grupo de 50 niños ucranianos, muchos de ellos hijos de quienes a comienzos de los 90’ vivieron la misma experiencia en la nación caribeña, viajará en 2019 a La Habana para tratarse sus dolencias.
Parte de la galería presentada por Cunliffe
Por: Jose Falla R
Seguir a @JoseFalla_R
Información consultada en BBC, Cubadebate.
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